Valle de Curicó

Más en el sur que las otras regiones vinícolas conocidas, se extiende el Valle de Curicó, a unos 220 kilómetros de la capital Santiago. En esta zona el clima es mediterráneo moderado, con días calurosos en el verano y noches frías-húmedas. Los inviernos están bajo la influencia de la zona de alta presión del Pacífico, lo que se traduce en precipitaciones de aproximadamente 720 mm anuales, siendo claramente más lluviosa que el Valle de Rapel. Sobre los suelos se puede decir que son planos, erosionados, ricos en minerales y con una buena permeabilidad. En las zonas más altas predominan la arena y las piedras. Respecto al riego, numerosos canales de regadío cruzan la zona, alimentados por los ríos Teno y Lontué. En esta zona se encuentra la superficie de cultivo de cepas de vino blanco más grande del país.

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especto a las cifras de cultivo, el Valle de Curicó alberga actualmente alrededor de 18.000 hectáreas de viñedos. En orden decreciente se cultivan aquí cabernet sauvignon, sauvignon blanc, merlot y chardonnay. Los comienzos de la producción vinícola se remontan a los tiempos de la familia Correa Albano, que ya en el año 1851 introdujo cepas nobles provenientes de Francia. Además en esta región, en las cercanías de la pequeña ciudad Molina, se encuentra la tercera bodega más grande del país, la “Viña San Pedro”. El Valle de Curicó fue también escenario de una de las modernizaciones tecnológicas más grandes de la industria vinícola chilena: a comienzos de los años ochenta, el enólogo español Miguel Torres almacenó, por primera vez, vino en estanques de acero inoxidable, dando el puntapié de partida a una modernización  radical del sector vinícola del país.

Además, la “Viña Miguel Torres” fue también la primera en abrir la tradicional fiesta del vino, la Vendimia, a visitantes y amantes del vino. Adicionalmente, una escapada al Gourmet-Restaurante de Miguel Torres, ubicado en el camino longitudinal, es una visita obligada para todos los amantes de la buena mesa.

En resumen, el Valle de Curicó tiene una variada oferta turística en tormo al vino, desde fiestas tradicionales chilenas y degustaciones de vino, pasando por visitas de bodegas o boutiques, hasta una fina gastronomía y comidas típicas del país. Su cercanía a hermosas áreas recreativas, como las Cascadas Siete Tazas, la laguna Torca y el lago Vichuquén, hacen de esta región vinícola un interesante destino turístico.